Es increíble el poder que tiene el #paseo si se hace bien: sin delimitar, sin prejuicio, con expectativas mínimas.
Es como si todas las idas y venidas de la mente entre cuatro paredes –la mente, que es cuerpo– se transformasen en movimiento puro, del cuerpo entero y libre en medio de una inmensidad que jamás podrá abarcar. Un cuerpo caminante y paciente, sin ambición de conquista, solo de búsqueda, de tránsito irrepetible. Un cuerpo consciente del límite y de las posibilidades ilimitadas que eso ofrece. Un cuerpo que continúa los cuerpos de otros seres: el aire, la grava, la madera del merendero, los trozos de manzana, las hojas del libro, las palabras, sus significados y el tiempo que las portó hasta aquí. La luz misma, en su caminar hacia el naranja. De vuelta a casa.