Tal y como recoge el informe espercial 06/2020 del Tribunal de Cuentas Europeo Movilidad urbana sostenible en la UE; No es posible una mejora sustancial sin el compromiso de los Estados miembros , «La movilidad urbana sostenible es uno de los principales retos que afrontan las ciudades de la UE y un motivo de preocupación para muchos de sus ciudadanos». Asimismo, «existen fuertes vínculos entre una movilidad urbana más sostenible y el crecimiento económico y la reducción de la contaminación del medio ambiente», esto es, hay incentivos económicos, sociales y ambientales para abordar la transformación urbana.
Ya en 2020, «seis años después de que la Comisión pidiera un cambio radical», el Tribunal confirmaba que «no hay indicios claros de que las ciudades estén cambiando fundamentalmente sus planteamientos» y, «en particular no se observa ninguna tendencia clara hacia unos medios de transporte más sostenibles». Concretamente señalaba que «no se ha producido una reducción significativa en el uso del automóvil privado» y, como resultado, «las emisiones de gases de efecto invernadero debidas al transporte por carretera van en constante aumento.
Tenemos todos los motivos existentes para cambiar de modelo de movilidad urbana. Estaremos más sanos, seremos más felices, habrá más equidad, tendremos más opciones, ganaremos en autonomía, se contemplatá infancia y mayores, y se incluirán parámetros feministas.
Pero seguimos sin hacer cambios necesarios, porque tocar el coche sigue siendo un tabú soportado por unos pocos. Apenas un tercio de los españoles tienen permiso de conducción de tipo B, menos aún lo usan, pero son los que hacen más ruido.
https://op.europa.eu/webpub/eca/special-reports/urban-mobility-6-2020/es/
En 2019, la Comisión Europea publicó el informe Sustainable Transport Infrastructure Charging and Internalisation of Transport Externalities, en el que se destacaba que, con cifras de 2016, el total de externalidades de la EU28 ascendía a 987 billones de euros anuales, de los cuales el 29 % eran siniestros viales, el 27 % eran atascos y el 44 % eran daños ambientales (cambio climático, contaminación, ruido, emisiones de pozo a rueda y daño al hábitat). Sin embargo, destaca cómo el transporte rodado, y particularmente el automóvil particular, es «el gran contributor a los costes externalizados, alcanzando el 83 % de los mismos (77 % si se excluyen los atascos): 820 billones de euros anuales.
Echad un vistazo a la tabla, es desquiciante. Las claves son:
1. Por cada kilómetro recorrido en autobús la sociedad paga 3,6 céntimos. (El informe no distingue eléctrico, gas, diésel, etc, obviamente hay diferencia).
2. Tomando esta cifra como base: la sociedad abona 12 céntimos por kilómetro recorrido en automóvil personal, 24,5 céntimos si es una motocicleta y 24,7 céntimos si es un vehículo comercial ligero.
En esencia, las personas que no conducen están bombeando entre cuatro y seis veces más euros por kilómetro a quienes sí conducen. Estamos subvencionando la movilidad más lesiva posible, sin siquiera usarla, vía impuestos.
https://op.europa.eu/en/publication-detail/-/publication/0efedf2c-a386-11e9-9d01-01aa75ed71a1
Como hay mucho texto a lo mejor la cifra se pierde: mantener un sistema de transporte por carretera nos cuesta, al año en Europa, 820 billones de euros tan solo en subvenciones a las externalidades. El coste es más elevado, pero esos milloncejos son lo que NO pagan los conductores de los diferentes sistemas.
Claro que hay dinero para cambiar el sistema a autobuses y ferroviario, más activo en ciudades.
@euklidiadas y no aparecerán otras "subvenciones", como los rescates a las autopistas.
Pues no te sé decir, es un modelo muy español y específico. Por lo general, las autopistas de peaje en el resto de Europa están bastante mejor calculadas.