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Vaya, al final va a resultar que tenía yo razón cuando hace años abogaba por la regulación de los medios y decía que si fuera presidente una de mis primera medidas sería una ley de libertad de información para velar por la veracidad de la información. Me decían fascista y que si era controlar los medios.
Que no es intervenir medios, sino cosas sencillitas: si publicas en portada un bulo, cuando los jueces te obliguen a desdecirte lo publicas igualmente en portada y el mismo día de la semana, no en una reseña escondida en la página 23. O castigar muy muy duramente dar noticias falsas, con multas millonarias. Y a la tercera noticia falsa, cierre del periódico (o televisión).
Que no, no es manipular los medios, sino al revés. Ya que no van a ser objetivos, por lo menos que no mientan. Y bueno, más medidas que tengo pensadas también por una mayor objetividad.
En fin. Como no soy presidente, al final lo que hice fue dejar de leer periódicos.
Porque cuando yo era niño había unos periódicos que seguían una línea ideológica y otros que seguían la contraria, y a la hora de contarte algo eran creativos con lenguaje para llevarte hacia su parcela, de modo que ambos te contaban la misma noticia de forma diferente, pero siendo ambas informaciones ciertas (la mayor bajada de paro de Europa / la menor bajada de paro en este mes en los últimos diez años). Pero eso no es lo que hay ahora. Ahora son un surtidor de basura que no hacen más que enmierdarte el cerebro.
No te digo ya con algunos programas de televisión o radio. Hay algunas personas que deberían tener prohibido acercarse a un micrófono.