TODO PUEDE CAMBIAR (II)
Decidieron soltar la mano a los que
fueron, tiraron su vieja vida por la
ventana y se pusieron a caminar en
dirección a los que son cuando ningún
enfado ni ninguna mala mueca ni
ningún miedo los aleja de lo que
sienten.
Se olvidaron los ajustes de cuentas
mutuos y juntos le ajustaron las
cuentas al presente dándose todo lo
que a veces se negaban, acercándose
el uno al otro sin tanques ni trincheras.
Se contaron los temores mutuos, se
quitaron los disfraces, se bajaron
del autobús de la apariencia y
mostraron sus debilidades, sus
anhelos, sus ganas mutuas de
convertir sus vidas en un tren de
largo recorrido para dos, en un
paisaje en compañía.
Y se bajaron. En primer lugar de sus
cabezas, después de las historias
que un día oyeron sobre las líneas
que deben pisar los amores
convencionales. Se bajaron de las
palabras de todos aquellos que
afirman esquetodossoniguales,
esquetodassoniguales. Porque se
supieron únicos cuando...
1 sigue
entendieron que el amor solo tiende
puentes cuando dos no se hablan
con la cabeza sino con el corazón,
cuando juzgar se convierte en una
palabra de seis letras que cae por el
desagüe. Así se bajaron de sus
rencores, de los que sentían hacia
todos aquellos que un día les fallaron.
Y en sus paladares, como una aspirina
de vocales y consonantes se fueron
disolviendo todas las palabras que
un día fueron creadas para huir del
entendimiento, todas las líneas de
soldados, todos los sábados con
forma de derrumbe, todos los
pasados que acababan en disputa.
Así lo consiguieron.
Ambos saben que ésta pureza no
es eterna, que de vez en cuando
habrá que renovarla, para subir un
escalón más, hacia un nuevo y
mayor entendimiento, que habrá
nuevas caídas pero serán breves si
toman esa patria mutua llamada
amor como punto de partida. Ambos
lo saben y así lo harán. Harán lo que
haga falta para llegar a un nuevo
puerto juntos, siendo más grandes.
No puede ser de otro modo cuando
dos se aman.
2.
Marwán