Se dice que un cocodrilo destrozaba por la noche todo lo que se avanzaba por el día cuando se levantó la iglesia de Sta. Maria de Mediavilla, en Medina de Rioseco (Valladolid).
Un preso a cambio de su libertad se ofreció a matarlo, y lo consiguió al distraerle con un espejo.
En realidad, es la donación de un caimán en el siglo XVIII por Manuel Milán, riosecano que llegó a ser alcalde de Puebla, en México.
Desde el 2011, coincidiendo con las Edades del Hombre, otra figura de un cocodrilo cuelga en una fachada de la Calle Mayor recordando la historia.
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