"Son las cuatro y leo “Cómo no hacer nada” de Jenny Odell. Me gusta la idea de que necesitamos a los viajeros, a los foráneos, para mirar mirar nuestra propia realidad. También que necesitamos salirnos de nuestra vida, de las redes, de la normalidad, para ver con perspectiva. Debería volver a este texto, pero ya sé, de antemano, que es probable que no lo haga, que no voy a tener tiempo, ni ganas, ni claridad de ideas, como para volver. “Volver a este texto” es otra frase recurrente: pero es cierta, muchos libros requieren un tiempo y un estudio que no suelo darles; me pasa también con Fisher y Graeber. Tengo que evitar esa sensación de que no aprovecho bien lo que leo. Y aceptarlo. No me gusta esa resignación, pero, a la vez, pienso en el día que tengo por delante: trabajar, sacar a Milan, hacer cosas básicas para sobrevivir como comer, limpiar, etc… Ya no me da tiempo a todo. Estos días se me están haciendo extrañamente largos en la librería. Me levanto muy temprano, demasiado. Duermo un poco menos de lo poco que necesito y luego me siento cansado. Ghana - Uruguay hoy, tienen cuentas pendientes desde desde hace años. Y luego Brasil - Camerún. Intento sintetizar ideas de Odell: el ruido constante de las redes nos agota y, a la vez, y acabamos propagando y aumentando ese ruido. Ese ruido y esas noticias constantes ahogan nuestra propia voz, pero no se trata de participar o no, si no de cómo hacerlo. La economía de la atención trabaja para mantenernos en un presente terrible: necesitamos cuidar la capacidad de nuestra imaginación y que no esté manchada por la decepción. Podemos vivir en un rechazo recurrente del espacio que nos ofrecen y encontrarnos en ese espacio común de rechazo. "
@jennitaur está por aquí. Gracias.
(Esto lo escribí hace casi 3 años, ese espacio común de rechazo es ahora, obviamente, Mastodon).